martes, 13 de marzo de 2007

El primer empleo puede condicionar tu futuro laboral

Que el primer empleo condiciona, yo lo tengo muy claro. Soy la prueba viviente de esto.

Una brillante carrera técnica y acabo vendiendo máquinas. Podría ser un ejemplo de que los estudios no sirven para mucho. Pero nada más alejado de la realidad. Hoy no me arrepiento de nada y aún recuerdo con cariño la primera empresa en la que trabajé. Sin ir más lejos, no hace mucho que me encontré con su gerente y ambos nos alegramos enormemente de ese fortuito encuentro.

Noticia en prensa: “Se busca Ingeniero Técnico para mantenimiento de máquina herramienta” Pues allá que voy y tras la primera entrevista, el Presidente de la Compañía me dice: “Ud. va a ser el nuevo comercial de esta Empresa”

Este tío está chalado, pensé. No tengo ni idea de cómo vender, nunca lo he hecho y no conozco ni el sector del metal ni el mercado. Un año después y tras haber cerrado bastantes ventas, cambié de empresa (que no de sector). Me pasé dos años en una empresa de fundición inyectada donde aprendí más que en toda la carrera casi y sobre todo supe cómo es una industria por dentro. Aquí hice de todo. Planos, seguridad laboral, ingeniería de productos y costes, casi de todo.

Cansado de estar encerrado en un despacho y ante la perspectiva de un mejor futuro cambié para permanecer cuatro años como key account manager en una empresa de servicios tecnológicos dentro del mundo del CAD. Toqué sectores como el mueble y la construcción, pero mi fuerte seguía siendo el mercado metalmecánico.

Como quiera que creí haber tocado techo, migré de empresa a una prestigiosa empresa fabricante de luminarias de ámbito internacional. Dejé el mercado para sumergirme, como Director Técnico, en las particularidades de la iluminación. Pero como aquello me resultó un tanto frustrante (necesitaba estar en el mercado) al cabo de nueve meses retorné a las ventas y aún hoy sigo como Director Comercial en una empresa fabricante de ERP para la industria intentando, como digo en el artículo “haciendo cosas diferentes…”, innovando en el terreno comercial y disfrutando de la venta y de los clientes.
¿Qué me deparará el futuro? Pues nadie puede saberlo. Lo único que sí sé es que vendrá condicionado por aquel primer empleo (y claro está, también por los sucesivos).

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